Los cepillos de dientes en apariencia tienen un solo cometido que es el que todos conocemos, mantener nuestra higiene dental. La realidad suele ser más compleja de lo que pensamos, algo que también afecta a algo tan prosaico (en apariencia) como los cepillos de dientes.
Una ojeada a un cepillo de dientes nos puede dar mucha información sobre la persona que lo utilice. De hecho creo de deberían abrir una nueva corriente en psicología que explique el ser humano y sus psicopatologías a través del estado de su cepillo de dientes. El cepillo puede estar muy gastado, indicativo de que la persona lo usa muy a menudo y que es un poco tacaña. Si está nuevo es que no lo utiliza nada y que por lo tanto descuida su higiene bucal y si la descuida puede descuidar también cosas más importantes, como la manera de vestir, su propia higiene, etc…
Pero hay un aspecto básico de los cepillos de dientes, desligados completamente de la higiene bucal. Tienes dudas de que tu pareja realmente viva contigo, ¿cómo puedes saberlo?. Comprueba si en el cuarto de baño junto a tu cepillo de dientes está el suyo. Esa es la señal inequívoca.
Así que espero que a partir de ahora cuando veáis un cepillo de dientes no olvidéis sus capacidades comunicativas, que van mucho más allá de su mero aspecto higiénico. Un cepillo no puede hablar pero dice muchas cosas.
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